miércoles, 19 de junio de 2013

PASIÓN POR EGIPTO. Fragmento del diario de viaje


PASIÓN POR EGIPTO

25-06-2007: Madrid - Luxor

Importante madrugón para que el bus del hotel nos llevara al aeropuerto, pero bueno, lo tomamos como un anticipo a lo que haríamos en los próximos días. Además, hoy llegábamos a Luxor así que, cualquier madrugón merecería la pena.


En el aeropuerto todo puntualidad y sin ningún problema. Salimos a la hora indicada sin ningún cambio.

Es impresionante ver este país (Egipto) desde el aire. Arena y desierto. Desierto y arena. Y el Nilo, con la riqueza de la vida a su alrededor. Tantas veces he estudiado la riqueza de este país, tantas veces he memorizado y he dicho que, en Egipto, toda la vida gira en torno al Nilo. Tantas veces ... y sólo cuando lo has visto eres consciente de algo que no necesita ser explicado porque, sencillamente, está ahí. La importancia del Nilo. La vida del Nilo.

Luxor, la antigua Tebas, con un aeropuerto más moderno que muchos de los que tenemos en nuestro país, ha sido nuestro punto de llegada.

El autocar que nos trasladó al barco, estupendo.

Los guías: amables y eficaces.

El traslado al barco: impecable.

Nuestro guía, Hesham, una enciclopedia abierta que, además, sabía enseñar e ilustrar.

El Kon-tiki: fantástico. Teníamos dos camarotes contiguos pero en cuanto hesahm vio que eramos una pareja con una niña nos ofreció la posibilidad de darnos una suite, siempre si nosotros queríamos. Por supuesto, cuando vimos lo que nos ofrecía aceptamos: un pequeño pasillo, un baño completo y grande, un salón con TV plana en el que instalaron la cama de mi hija junto al gran ventanal del salón, sofás, mesa central, aparador .... y una habitación con vestidor donde bailábamos todos. También con un gran ventanal panorámico, TV (otra) ... En cuanto lo vimos, repito, aceptamos. ¡Ah! Y sin coste adicional alguno. Sólo por este detalle Hesham nos conquistó. Después lo haría por sus cualidades didácticas y culturales, pero este fue nuestro primer encuentro.

El Kon-tiki, como la mayoría de los barcos de por allí, una belleza que flota sobre el Nilo y que te hace sentir en un hotel de 1ª.

Esta noche iremos a ver el templo de Luxor iluminado, pero antes queríamos dar un paseo por esa Tebas faraónica que fue capital de las tierras negras.

Poner los pies en el suelo y que te aborden niños, taxis y conductores de calesas todo es uno.

Pero sólo uno captó nuestro interés, porque enseguida dijo la palabra “españoles” y porque rápidamente saltó de la calesa para informarnos de que había un mercado al que él se ofrecía a llevarnos: 2 libras ida y vuelta

Dos libras, Dios mío, 40 céntimos de euro aproximadamente. Dijimos que sí. Antonio, cristiano, con chilaba de blanco inmaculado, invitó a Ro a sentarse junto a él y puso rumbo al mercado. A un mercado de luz, de color, de olores, de pobreza. A un mercado al que probablemente nunca habríamos llegado de ir nosotros solos o de no ir con él. Un mercado por el que pasamos pero no paramos. Antonio, cristiano, como le gustaba decirnos, nos invitaba a hacer fotos y espantaba a los pedigüeños.

Después de recorrer calles y calles, nos llevó a una especie de “centro comercial” donde nos ofrecieron papiros, oro, plata, algodón ... de todo. Un edificio con 3 ó 4 plantas distribuidas según la mercancía que ofrecían.

Compramos unos papiros: uno para nosotros, precioso; uno para I. y otro para C. Estos últimos con su nombre escrito en árabe y jeroglífico. Un bonito regalo desde el antiguo Egipto.

Creo que el precio fue bueno. Pagamos 150 LE por los tres papiros, unos 20 euros, aproximadamente, así que creo que ha estado bien de precio y no hubo engaño.

Antonio nos devolvió al barco. Hemos quedado mañana con él para que nos lleve a la otra orilla y en taxi (de un conocido suyo, como no) nos lleve a ver el Valle de los Reyes.

Pobre hombre. Cuando Ro le dijo que queríamos verlo a las 12 h. Casi se cae del susto. Menos mal que después se aclaró, y nosotros también, que a las 12 h. Había que estar en el barco.

A las 7h. De la tarde fuimos a ver el Templo de Luxor. No hay palabras para describir estas obras. Son esplendorosas, espectaculares. Es imposible no imaginar la grandeza de la cultura egipcia al ver el legado que nos han dejado. Pasear por el templo, por la avenida de las esfinges, penetrar en el santuario donde pisaron Horembeb, Alejandro Magno, Ramsés y Amenofis. Ver las mismas paredes que vieron ellos, tocarlas y respirar ese mismo aire ardiente a la misma orilla del Nilo es retrotraerse al pasado.

Es cerrar los ojos, abstraerse de tanto turista con sombrero y dejar volar la imaginación para verlos, en ese mismo recinto, en esas tierras, dirigir el mundo

No sé como lo hacen los guías, porque realmente el templo estaba lleno de turistas, pero siempre había un pequeño momento en el que podías estar tú solo en las salas, viendo aquella maravilla sólo tú, con un silencio que te aislaba del resto de los comunes mortales y te hacía, por breves instantes, diferente a ellos. Me hubiera quedado allí permanentemente, con aquel cielo limpio y azul, aquella luna plateada, las luces naranjas del templo, el aire abrasador y el silencio.

Releer Sinuhé el egipcio ha sido un total acierto. Pisar Tebas y su templo es ver una película con Sinuhé y a Horembeb en las mismas huellas que yo estoy haciendo.

Egipto, la tierra del misterio y de los faraones; soberbia, impresionante, culta, amable ... no beberemos agua del Nilo, pero beberemos Egipto.

Ra ha visto hoy cosas que nunca soñó ver. Luxor y su templo, sí, pero ha visto algo más. Ha visto una vida y una gente que eran inexistentes para ella; sólo en los documentales. Dice que ha pasado miedo en la calesa, que se sentía observada como una rica y ella observaba la pobreza. Una pobreza que no ha conocido nunca y que espero que no conozca jamás.


Le hemos explicado la situación del país. Como lucha por subir y que lo realmente importante es entender que es otra forma de vida que debe ser respetada. Le comparamos Egipto con nuestras ciudades de hace 40 años, en las que también las calles estaban sin asfaltar y nos veían fuera de España como, probablemente, ahora muchos españoles ven a los egipcios. A veces, tenemos la memoria frágil y olvidamos pronto lo que no queremos recordar; es ahí donde pasamos a pensar que siempre hemos vivido así. Le apasiona Egipto. No quiero que se vaya de este país con miedo. Quiero que lo ame como lo amaba antes de venir a él.

La cena en el barco estupenda.

El aire en la cubierta del Kon-Tiki, a las 11 de la noche, tan abrasador como a las 3 de la tarde.

Mañana iremos a Karnak. A la vuelta contrataremos de nuevo a Antonio y a su taxista para ir al Valle de los Reyes. Espero que todo salga bien.

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