viernes, 21 de junio de 2013

LEON (SPAIN). NEVADA


LEÓN (Spain). Nevada

Esto, aunque no lo parezca, es un parque de León; y es que en esta ciudad, casi todos los años, disfrutamos de una -o varias- señora nevada.

El cielo se pone de un color gris plomizo y ves, allí a lo lejos, que barrunta nieve. Empieza a nevar y es un placer ver caer los copos tras la ventana, al calor del hogar, pero con la certeza de que al día siguiente costará llegar al trabajo.

Y al día siguiente te levantas, por lo menos, media hora antes. Tienes que quitar la nieve de la rampa y, aún así, no garantizas que puedas sacar el coche.

Lo más seguro, lo que ya llevo haciendo unos años es, en lugar de sacar el coche, saco las botas de montaña, me enfundo una buena bufanda, unos guantes, meto los zapatos de pitiminí en una bolsa, cojo el bolso y la bolsa y echo a andar camino de mi trabajo.

Unas dos horas, mínimo, me cuesta la aventura.

Y no penséis que es cosa fácil. Sube y baja cuestas; sortea aceras que no ves y pisa por donde antes otros hicieron camino, eso es lo más seguro para no caerse. Y todo esto caminando como si fueras un patito, subiendo y arrastrando los pies por una capa de nieve que te llega hasta media pierna. ¡No! ¡No exagero!. Aquí, en León, las nevadas son así y duran varios días.

El primer día la ciudad, el campo, todo ... está precioso. Con esa blancura azulada que da la nieve. El primer día también, pero ya avanzada la mañana, las zonas de paso empiezan a no estar tan bellas. Los coches lo manchan todo y la blanca nieve se convierte en negra masa que sorteas.

A partír de ahí, y con la primera helada nocturna, tras la que la nieve, o la negra masa, ya se ha helado y es imposible caminar, empiezas a no ver ya la belleza sino la falta de previsión y organización administrativa para afrontar un hecho que no es casual, ni inusual ni aislado, pero que, pese a todo, no puede paliarse para facilitar la vida de los ciudadanos.

Pero, aún así, seguiremos diciendo que la nieve embellece nuestra ciudad durante una larga temporada, trae ilusión a niños y mayores y nos hace sentir que el espíritu de la Navidad se ha trasladado a vivir de manera permanente entre nosotros.

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